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Voces

¿Estresado? Adopte los principios de la salud social

Tiempo de lectura:  5 minutos

Estamos en un mundo hiperconectado pero, a la vez, aislados, lo que supone un gran impacto en nuestra productividad, afirma la gurú Julia Hobsbawm, especializada en el establecimiento de redes de contactos.

 

Vivimos en la era del estrés. Aunque la presión por mantenerse competitivo y conectado es mayor que nunca, la productividad global está en retroceso, hecho que confunde a los economistas debido al ritmo al que desciende (1).

Pero esta circunstancia no debería sorprendernos. Los estudios demuestran que el estrés, más que aumentar la productividad, la ralentiza (2). Existe una clara correlación entre el crecimiento lento, la productividad y la voluntad de los líderes corporativos ante la idea de prestar atención al bienestar y a otras "respuestas". Los datos referentes al impacto en la productividad de una mano de obra feliz y motivada son abrumadores.

La solución que está en nuestras manos para hacer frente a la productividad decreciente pasa por adoptar los principios de la "salud social", es decir, conocer con quién o a qué conectarse, y en qué momento. Mientras que una buena salud mental y física reside en la nutrición, en el ejercicio y en el descanso, la salud social considera que el conocimiento, las redes de contacto y el tiempo son esenciales para que las personas y organizaciones puedan desempeñar sus funciones satisfactoriamente.

El abejorro es, en muchos aspectos, el mejor ejemplo de salud social. Su organización social e industrial es una de las más eficientes que podemos encontrar en el planeta Tierra. Y consiguen lo que se proponen. La moraleja es clara: la estimulación de la salud social estimula la productividad.

¿Cómo se puede conseguir?

1. El diario como herramienta indispensable

No se puede expresar con palabras la importancia de la planificación y de llevar un diario, tanto en nuestra vida personal como en la profesional. Si debe hacer algo de inmediato, que sea esto: revise las pautas en su diario, observe lo que significan para usted e identifique aquellas que funcionan mejor. Una hora al día, ya sea al comienzo o al final de la jornada, para gestionar el buzón de correos electrónicos, o dos o tres días destinados única y exclusivamente a pensar (¡sí!) son formas de liberarnos de los numerosos compromisos que solo provocan estrés, irritación y estancamiento.

2. Desconexión

Es posible que necesite el equivalente mental al ayuno: es preferible la desvinculación antes que el agotamiento. Las organizaciones en conexión constante, en las que las luces están siempre encendidas y donde nunca se está en completo silencio, como ocurre con los hospitales y los departamentos gubernamentales, suelen ser aquellas que se enfrentan a brotes periódicos de desconexión catastrófica. Los humanos no somos ordenadores; necesitamos desconectar de forma periódica. Destinar una sexta parte de la semana a conectar con nosotros mismos, con nuestra familia o nuestra comunidad sin el apoyo, las ventajas o la compañía de la tecnología es fundamental para supervivencia y el progreso.

3. Diversidad de pensamiento

Rodéese de gente que piense diferente a usted, que conozca otras cosas; gente de otras edades y procedencias. Con esto no pretendemos que le abra las puertas de su vida a los conflictos: las discusiones y la beligerancia pueden llevar a lo opuesto al consenso. Pero tenga cuidado con rodearse de demasiadas personas afines, del excesivo pensamiento grupal o conciencia colectiva.

Estando en una sala, observe el lenguaje corporal para detectar si hay compañeros que se guardan algo o tienen otras ideas y pídales que den su opinión. Con un enfoque más amplio podrá advertir las ideas periféricas, además de las principales. Aprenda a pensar de forma diferente. Piense en si solo contrata a personas con determinados títulos. Es preferible disponer de un grupo de jazz antes que una orquesta formal.

Julia Hobsbawm

Julia Hobsbawm es la autora de Fully Connected: Surviving and Thriving in an Age of Overload

 

4. Diseñe su propio panal

El lugar y el modo de trabajo no podrían ser más importantes. Recuerde lo importante que es ser productivo, sentirse imprescindible y conectar con lo que hace. Si trabaja en un lugar que odia, ya sea por el propio trabajo, por la ubicación o por el trayecto, entienda que esto tendrá efecto en su rendimiento como puede ocurrir si realiza una dieta equivocada o si acude al gimnasio sin motivación.

Observe el patrón, la forma y el espacio de su lugar y modo de trabajo. Si trabaja en un edificio espantoso o tiene que hacer frente a horribles desplazamientos, observe hasta qué punto le afectan estas circunstancias y diseñe una táctica que le ayude a mitigar su impacto. Puede descargarse podcasts interesantes para escuchar, o bien leer La semana laboral de 4 horas de Tim Ferriss; todo aquello que le garantice trabajar de forma productiva y flexible en cualquier lugar, para satisfacción de sus compañeros y jefes.

5. El seis social

En términos políticos, un gabinete es la estructura de personas y actores de los que se rodea; aquellos a los que puede acudir en busca de consejos, amistad crítica, inteligencia y orientación. La académica de las redes de contacto Zella King lo denomina la "sala de juntas personal". Yo lo llamaría disponer de tu "seis social"; es decir, seis grupos de personas alrededor de los cuales usted orbita. Aquí se incluyen los amigos, la familia, los compañeros de trabajo, la gente con la que ha perdido el contacto y la lista de personas con las que desearía tener una relación más cercana.

Trabaje en el establecimiento, desarrollo y mantenimiento de su seis social. Llame por teléfono a alguien con quien no haya tenido contacto recientemente. Quede con esa persona para tomar un café. Haga que sus relaciones se mantengan vivas y avance; no deje que acaben por quedar inertes, perdidas en una relación meramente virtual, desconectadas de la coordinación visomotora tan intrínseca a la naturaleza humana.

6. El panel de conocimiento

Contamos las calorías y cumplimos con las cinco ingestas diarias de frutas y verduras; entonces, ¿por qué no definimos objetivos similares para nuestro consumo de conocimiento? La respuesta pasa por crear un panel de conocimiento. En lugar de asimilar todas las noticias como un muro que puede caerle encima en un momento de agobio, clasifique la información en seis categorías clave para permitirle una difusión más uniforme.

Su panel debería incluir elementos de las siguientes áreas: noticias y puntos de vista (un conocimiento general de lo que ocurre en el mundo); su ámbito de especialización (un entendimiento más profundo de su propia área particular); el espíritu imperante (sobre qué habla la gente); televisión, radio y podcasts (le permiten obtener información de una forma distinta); lecturas cortas y largas, desde The New Yorker hasta BuzzFeed (diferentes ritmos que ocupan diferentes espacios mentales); y eventos en directo, el cara a cara de la información (ver algo en directo y compartirlo).

Gracias a esta combinación de informaciones, su panel de conocimiento, el cual intenta, al menos, organizar lo que el antiguo Secretario de Estado de los EE. UU. denominó "conocidos desconocidos", hace de la navegación por la era del estrés algo más gestionable. Un poco más conectados. Puede que, incluso (con un poco de suerte), conectados por completo.


 

Julia Hobsbawm es Profesora Visitante Honoraria de Salud Social en el Lugar de Trabajo en la Escuela de Negocios Cass (City, Universidad de Londres), además de autora de Fully Connected: Surviving and Thriving in an Age of Overload, obra preseleccionada para el Libro de Negocios del Año por el CMI. También ejerce como redactora independiente para Thrive Global, la empresa de comunicación fundada por Arianna Huffington. Visite juliahobsbawm.com

Fuentes:

(1)  https://www.economist.com/buttonwoods-notebook/2017/01/11/the-curious-case-of-missing-global-productivity-growth

(2)  https://www.mckinsey.com/business-functions/organization/our-insights/recovering-from-information-overload