Productividad

Los 10 inconvenientes más irritables de ir al trabajo

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Ya es oficial: ir al trabajo nos perjudica. Un estudio de la Office for National Statistics del Reino Unido dice que las personas que se enfrentan a largos trayectos para ir al trabajo tienen más probabilidades de sufrir ansiedad y sentirse insatisfechos, aunque su trabajo esté bien remunerado. Según los investigadores suecos de la Universidad de Umeå, podría incluso ser motivo de divorcio.

¿Cómo nos mejoraría la vida si trabajásemos más cerca de casa? Vamos a ver en qué nos afecta ir al trabajo:

1. Estrés

Tiene presión para llegar al trabajo a tiempo, pero hay muchos factores que no controla… la combinación ideal para tener estrés. Y eso tiene consecuencias: según un estudio reciente realizado con 34 000 trabajadores en el Reino Unido, las personas cuyos trayectos para ir al trabajo son más largos (más de media hora) tienen tres veces más probabilidades de sufrir depresión, un 40 % más de probabilidades de tener preocupaciones económicas y un 12 % más de probabilidades de sufrir estrés relacionado con el trabajo.

 

2. Tiempo perdido

Todo el tiempo que pierde en los atascos o esperando a los medios de transporte que se retrasan es tiempo libre que pierde. En el mismo estudio realizado a los trabajadores del Reino Unido, se descubrió que las personas que tardan media hora o menos en ir al trabajo ganan siete días extra de tiempo productivo al año, en comparación con quienes tardan una hora o más en llegar. Según la Office of National Statistics del Reino Unido, 3,7 millones de personas dedican al menos dos horas al día a ir y volver del trabajo, aunque el tiempo medio es de casi una hora.

 

3. Retrasos

Si tiene que sufrir los viajes diarios en transporte público, lo menos que puede pedir es que no se retrasen. Sin embargo, los autobuses y los trenes se retrasan continuamente (o se cancelan) por muchas causas: obras en la calzada, accidentes de tráfico, falta de personal… Y, en el Reino Unido, también porque hay hojas en las vías o porque la nieve que ha caído no es apta para circular.

 

 

4. Compañeros de viaje y conductores

Ir al trabajo no hace que saquemos lo mejor de nosotros mismos, sobre todo si lo combinamos con el tráfico y el hacinamento. Los pasajeros habituales ya están acostumbrados (y hartos) de ver pasajeros que ocupan un asiento con su mochila cuando el tren está lleno, ponen la música a gran volumen o hablan mucho tiempo por teléfono gritando. Los conductores que se pegan al coche de delante, los que usan el teléfono móvil, los que ocupan el carril central y los que no indican las maniobras hacen que nos suba la presión arterial.

 

5. Enfrentarse al clima

Soportar el camino hacia y desde el trabajo un día de primavera luminoso y despejado es una cosa; pero descongelar el coche, esperar a que se caliente y limpiar el parabrisas antes de salir a las traicioneras carreteras es otra. Si utiliza el transporte público, primero tiene que hacer frente a calles cubiertas de hielo o a aguaceros antes incluso de llegar a la estación, donde sin lugar a dudas le dirán que, por motivos climatológicos, el tren se ha retrasado.

 

6. Coste

Lo más increíble es que pagamos una fortuna por todo este estrés y molestias. Según un estudio del Santander, en el Reino Unido los viajes hacia y desde el trabajo suponen 1087 libras al año. Algunos abonos mensuales al ferrocarril pueden suponer el 14%% del salario medio. Esto es invertir gran parte de nuestros ingresos en algo que odiamos.

 

7. Supone un gran esfuerzo

¿Cómo es posible que después de estar una hora sentados en un tren o en el coche estemos tan cansados? El estrés que supone ir al trabajo nos agota mentalmente, pero también físicamente. Según un estudio de Gallup, una de cada tres personas que dedica más de 90 minutos a ir y volver del trabajo tiene dolor de espalda y cuello.

 

8. Mal estado de salud

El tiempo dedicado a ir y volver del trabajo hace que tengamos menos tiempo para realizar actividades beneficiosas para nosotros. Según un estudio del investigador Thomas James Christian, de la Universidad Brown, cuanto más tiempo dedicamos a ir al trabajo, menos tiempo dedicamos a hacer ejercicio, a cocinar y a dormir. La vida sedentaria, la comida rápida y la falta de sueño son factores que contribuyen al sobrepeso. Por eso, no es de extrañar que según los investigadores, el número de kilómetros que hacemos en coche esté estrechamente relacionado con la obesidad en cualquier estilo de vida.

 

9. Soledad

Los investigadores suecos no estaban seguros de la relación que había entre la elevada tasa de divorcio y los trayectos más largos para ir al trabajo. Pero los científicos sociales descubrieron a qué se debe que las personas que tardan más tiempo en ir al trabajo suelen ser más solitarias. Robert Putnam, autor de Bowling Alone, afirma que cada 10 minutos adicionales que se dedican para ir al trabajo, las personas tienden a tener 10 contactos sociales menos. Alejarnos más del lugar de trabajo para buscar una vivienda asequible tiende a ponernos en lugares más aislados.

 

10. Nunca va a mejor

Pero piensa que puede acostumbrarse a todo, ¿verdad? ¿Cree que incluso un agotador trayecto al trabajo se convierte en parte de la rutina diaria al cabo de un tiempo? Daniel Gilbert, psicólogo de la Universidad de Harvard, afirma que no es así. Las molestias para ir al trabajo pueden no ser las mismas todos los días: un día el transporte se retrasa, otro tenemos un compañero detestable, al siguiente hay obras en la calzada, y después nos encontramos con un conductor agresivo. "No podemos adaptarnos a ir al trabajo porque es algo totalmente impredecible", comenta Gilbert. "Conducir con tráfico es un infierno distinto cada día".