Productividad

El aroma del éxito sí existe

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Científicos y psicólogos sostienen que la exposición a fragancias adecuadas puede hacernos más productivos. El único inconveniente es que en cuestión de gustos no hay nada escrito. Por Matt Burgess

 

Un día soleado de comienzos de 1990, se pagó 15 $ a cada uno de los 36 hombres y mujeres de Cincinnati que previamente habían respondido al mismo anuncio de periódico para que se sentaran por turnos dentro de una cámara acústica modificada. Esa pequeña cámara, que contaba con unas medidas algo inferiores a 2 x 2 x 2 m, era un centro de pruebas donde se verificaba el impacto que el olor puede tener en la capacidad de concentración de las personas. Un ventilador de techo hacía entrar aire fresco en la cámara, mientras que un purificador de aire electrónico garantizaba que el aire del interior estuviera limpio.

Una vez dentro, cada participante debía ponerse una máscara. Durante unos cuatro minutos y medio de los 40 minutos que duraba la prueba, se bombeaba aire a través de la máscara cada cinco minutos y así hasta que la persona saliera de la cámara. El aire insuflado en la nariz de los participantes tenía uno de estos tres aromas: menta, muguete (una variedad de lirio de los valles) y aire normal.

Mientras los participantes se sometían a los tres aromas, se les pedía que prestaran atención a lo que ocurría en un antiguo ordenador Apple IIe. Aquellos que recibían fragancias de menta y muguete prestaban más atención que aquellos que solo recibían aire sin aromatizar. Tras finalizar el estudio, los científicos afirmaron: "Estos hallazgos demuestran que la exposición a fragancias puede resultar un método eficaz de estimulación complementaria en tareas que requieren una gran atención durante períodos de tiempo prolongados". La investigación fue una de las primeras en relacionar las capacidades humanas directamente con el olfato.

¿El olfato vende?

Después de más de dos décadas, la ciencia del olfato (conocida oficialmente como "sistema olfativo") ha avanzado mucho. Los receptores olfativos contienen en torno a 1000 genes diferentes que envían mensajes al cerebro y permiten a los humanos reconocer y recordar unos 10 000 olores distintos. Una mayor comprensión de cómo funciona el olfato y qué importancia tiene ha llevado a las empresas a intentar explotarlo. Los profesionales del marketing pueden vender con aroma.

Kathleen Riach, profesora asociada en el departamento de Gestión de la Universidad Monash, quien ha investigado el impacto de los olores en las personas, afirma: "Muchos hoteles tienen una fragancia propia, es decir, si va a alguno de sus hoteles de cualquier del mundo, olerá igual". ScentAir, cuya sede se encuentra en Carolina del Norte, señala que empresas de 109 países de todo el mundo utilizan más de 2400 de sus fragancias.

Entre los usuarios de sus perfumes se encuentran tanto el fabricante de automóviles BMW como la marca deportiva Under Armour, así como tanatorios, hospitales veterinarios y casinos. Se puede comprar un aroma para cada ocasión. AromaPrime, una empresa del Reino Unido, vende fragancias de lujo, además de ofrecer a los museos perfumes nicho como, por ejemplo, unicornio, sala de máquinas de barco y carne en descomposición.

Con esta variedad de aromas y una base científica en aumento que demuestra que los olores pueden alterar el estado de ánimo y los actos de las personas, es de esperar que las empresas se interesen por los aromas. Ya en 2006, The Guardian informó de que una empresa llamada C-Interactive acreditó un aumento de sus ventas, además de una disminución del absentismo laboral tras introducir dispositivos aromáticos(1).

"Los olores afectan al comportamiento humano, ya que advierten a las personas de peligros y, además, influyen en su rendimiento cognitivo", explica Derek Clements-Croome, de la Escuela de Gestión e Ingeniería de la Construcción de la Universidad de Reading. Por otro lado, la psicóloga y neurocientífica cognitiva Racher Herz escribió en Scientific American que "los olores influyen en el estado de ánimo de las personas, en el rendimiento laboral y en el comportamiento de muchas maneras".(2)

Una rodaja de limón en agua con gas

Aromas y sensibilidad

Los diversos aromas pueden crear una gran variedad de efectos tanto en el espacio de trabajo como fuera de él. Sam Warren, profesor de gestión en la Escuela de Negocios de Cardiff, añade: "Hay muchos estudios que demuestran que los olores influyen en el comportamiento. Se ha descubierto que el olor a menta despeja la mente y mejora la capacidad para recordar, los aromas cítricos promueven el altruismo y la lavanda reduce la ansiedad". Por tanto, introducir estos aromas en las oficinas puede contribuir a mejorar la productividad de los empleados. La liberación de pequeñas cantidades de fragancia en el entorno de los trabajadores puede aumentar su eficiencia temporalmente. La tecnología actual permite liberar aromas personalizados en dicho entorno; mientras que una persona puede responder bien ante el olor a menta, otra puede mejorar su rendimiento cognitivo gracias al aroma cítrico.

Riach comenta: "Vemos como algunos fabricantes japoneses liberan aromas con notas de limón para ‘estimular’ a sus trabajadores, mientras que ha habido casos en los que se ha utilizado la menta en aulas para mejorar la capacidad de concentración de los estudiantes". En un estudio citado numerosas veces, la empresa japonesa Takasago Corporation descubrió que sus mecanógrafos cometían un 54 % menos de errores si trabajaban con aromas de limón, un 33 % menos con el olor de jazmín y un 30 % con el de lavanda.

Olores significativos

En la productividad también influyen estados del aire que no tienen relación directa con el olfato. En un estudio de 2015(3) que llevaron a cabo profesores de la Universidad de Harvard, se observó a 24 personas trabajar durante seis jornadas laborales completas en una oficina bajo control medioambiental, en la que se añadieron diferentes niveles de dióxido de carbono al aire. Los resultados indicaron un aumento del 61 % en la función cognitiva cuando se exponía a los empleados a condiciones más ecológicas.

Sin embargo, en el caso de los olores artificiales, no existe necesariamente ningún truco que mejore fácilmente la productividad y pueda ser de utilidad en toda la oficina. Rociar los espacios con aroma de jazmín no implica que las personas expuestas a él vayan a mejorar su productividad. "Los olores son el jardín de los recuerdos", comenta Clements-Croome. Warren explica que el olfato está conectado directamente con el sistema límbico del cerebro, que se encarga de las emociones, los recuerdos y la excitación. Según afirma: "Está prácticamente ligado a la recuperación inmediata de recuerdos antiguos, aunque no podamos situarlos en el tiempo al oler algo".

Así pues, es posible que una persona, según los recuerdos que tenga, reaccione bien a un determinado olor y que otra, en cambio, reaccione negativamente a él. Warren sostiene: "Puedes ponerte unos auriculares para aislarte del ruido (si estás en la oficina) e incluso cerrar los ojos para evitar ver algo, pero el olor entra en tu cuerpo por la nariz y la boca cuando respiras, por lo que es muy invasivo".

Riach va un paso más allá y advierte a los empresarios que sean prudentes a la hora de instalar sistemas de aromatización en toda la oficina. Afirma que "los trabajadores son cada vez más sensibles a sentirse ‘engañados’ por sus jefes, por lo que intentar utilizar aromas puede verse como algo manipulador y dar lugar a preguntas cínicas y sobre prácticas poco éticas por parte de los empleados". En términos de olfato, lo importante es que sea personalizado.

 


Matt Burgess es un galardonado periodista británico y escritor que trabaja para la revista Wired en el Reino Unido

Fuentes:

(1) https://www.theguardian.com/money/2006/may/08/careers.theguardian5

(2) https://www.scientificamerican.com/article/do-scents-affect-peoples/

(3) https://ehp.niehs.nih.gov/wp-content/uploads/advpub/2015/10/ehp.1510037.acco.pdf