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Por qué solo la flexibilidad no es suficiente

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Las empresas modernas no solo aspiran a ser flexibles, sino también ágiles. Pero, ¿cuál es la diferencia y qué importancia tiene?

 

"La medida de la inteligencia es la capacidad de cambiar", mencionó una vez Einstein. Se trata de un concepto ampliamente aceptado por las empresas de hoy en las conversaciones sobre flexibilidad y agilidad. Sin embargo, aunque estos términos se usan de forma indistinta, hacen referencia a dos capacidades empresariales muy diferentes.

La agilidad es la capacidad de moverse de manera rápida y fácil, mientras que la flexibilidad se refiere a la capacidad de cambiar. Para lograr el éxito a largo plazo, las empresas deberían contar con ambas cualidades.

Recientes eventos políticos en el Reino Unido, Estados Unidos y en otros importantes mercados globales han demostrado que el entorno sociopolítico es cada vez más impredecible. Huelga decir que todo lo que ocurre en los mercados clave genera un efecto dominó en empresas de todo el mundo. Por eso, se han desarrollado muchos planes de contingencia que han implicado importantes cambios, como tener que migrar sedes o importantes fábricas.

Otras empresas aplican un enfoque más orientado a largo plazo, y revisan su modelo de negocio por completo para asegurarse de que están preparadas para soportar los desafíos actuales y los que puedan llegar. En otras palabras, no tan solo aspiran a ser empresas flexibles, sino que también quieren ser ágiles.

¿Cuál es la ventaja de aplicar un enfoque más ágil? La precisión. Como bien saben los emprendedores y empresarios, cuándo y cómo actuar puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. La habilidad de un empresario para comprender el mercado y sus necesidades, y calcular el momento óptimo para lanzar una marca, un producto o una propuesta es esencial para el éxito.

La flexibilidad es igual de importante, ya que es inevitable que las empresas adapten y modifiquen sus procesos a medida que se desarrollan, y eso es algo que no se debería detener. Sin embargo, al tener una empresa ágil, esta se puede preparar para el futuro porque se implementa un modelo diseñado para cambiar. Las empresas inspiradas en estructuras rígidas, en procesos y en un punto de vista fijo sobre el mundo tardarán el doble en reaccionar y adaptarse, por lo que perderán tiempo e irán por detrás de la competencia.

En los próximos años, no cabe duda de que las empresas tendrán que adaptarse a los cambios impredecibles y desafiantes de nuestra sociedad. Según el informe de abril del Fondo Monetario Internacional, la actividad económica se ralentizó ese mes debido a una serie de factores que afectaron a las principales economías. Por ejemplo, China se enfrenta a un incremento de la regulación y a tensiones comerciales con Estados Unidos, Europa trata de lidiar con una escasa demanda empresarial y de consumo, y Japón ha tenido que gestionar desastres naturales. Con un entorno cada vez más impredecible, parece obvio que, si una empresa no incorpora la agilidad, se hunde. Pero, ¿cómo puede una empresa estática convertirse en una empresa ágil?

Dar un paso hacia la agilidad consiste en ofrecer a los empleados la opción de cómo y dónde quieren trabajar. Según un estudio de IWG, esta opción no solo reduce la inversión de capital y los gastos operativos asociados a un espacio de oficinas fijo, sino que también aumenta la velocidad de integración al mercado y ayuda a las empresas a consolidar su cartera.

El trabajo flexible también ayuda a las empresas a atraer y retener talento. Algo que, según Deloitte, puede costar a las empresas desde decenas de miles de dólares o incluso 1,5 o 2 veces más el sueldo anual de un empleado. En este estudio, también se ha demostrado que las empresas ágiles son más productivas: generalmente, el 85 % cree que un enfoque más flexible ha ayudado a aumentar su productividad.

No es de extrañar que los empresarios ágiles también apliquen un modelo de negocio ágil. Steve Jobs dijo una vez: "A veces, cuando innovamos, cometemos errores. Es mejor admitirlos rápidamente y seguir mejorando las otras innovaciones". La trayectoria exitosa de Steve Jobs demuestra que esta declaración es verdadera. Gracias al título de una reciente película que lleva su nombre, se han hecho mundialmente famosas la osadía y la determinación que empleó Jobs al ir adaptando su modelo empresarial hasta que Apple tuvo éxito.

 

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