Productividad

Productividad por hora: ¿habría que acortar la jornada laboral?

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Las empresas han cambiado mucho en las últimas décadas, ya sea por el alza de las nuevas tecnologías y el trabajo flexible, o la importancia de los intangibles y el crecimiento de nuevos mercados. Pero eso no es todo. Una tendencia reciente sugiere que lo siguiente que se remodele en la oficina sea la propia jornada laboral. Suecia está a punto de concluir un experimento de 1 año de una jornada laboral de seis horas, lo que aumenta la productividad y la eficiencia, según sus partidarios.

Para las empresas de crecimiento rápido que compiten en mercados volátiles con una plantilla pequeña, cada trabajador ha de ser tan productivo como sea posible. Así que, ¿cuáles son las ventajas de hacernos los suecos?

Menos horas y más productividad

En 2015, los cinco países más productivos (según horas trabajadas) eran Luxemburgo, Noruega, Holanda, Francia y Alemania, según estadísticas de la OCDE. Llama la atención que casi todos estos países tienen algo en común, además de su productividad: su jornada laboral es más corta que la media de la OCDE. La excepción es Luxemburgo, con una jornada de trabajo similar a la media. Los holandeses trabajan solo unas 28,9 horas a la semana, la cifra más baja del mundo. En los dos países menos productivos, México y Sudáfrica, se trabaja casi 15 horas más, una media de 44,7 y 43,3 horas, respectivamente.

 

La felicidad de los trabajadores como prioridad

¿Podría ser verdad que el modelo de jornada más corta funciona? Las investigaciones sugieren que puede ser cierto, y los estudios de Regus muestran además que los trabajadores más felices son de media más productivos que sus colegas menos satisfechos.

 

Esto implicaría que sustituir la jornada tradicional de ocho horas por sistemas de trabajo flexibles realmente podría generar una plantilla más satisfecha, y, en consecuencia, más eficiente.

 

Con la mira puesta en los resultados

Esto exigiría un cambio de mentalidad. El desarrollador de aplicaciones sueco Filimundus implantó una jornada de seis horas, pero también redujo distracciones, como las reuniones innecesarias, para que los empleados dedicaran la jornada laboral a lo que de verdad tenían que hacer.

No solo eso; los directivos pueden incentivar un cambio de la cultura presencial, donde ser visible en el trabajo y en la mesa durante el mayor tiempo posible se considera un indicador de productividad. En su lugar, pueden priorizar los resultados y el cumplimiento de tareas. Esto significa que la gente sabe que se evalúa lo que produce, más que lo que parece que hace, fomentando así un desempeño más eficiente y rápido.